Una cama sosteniendo dos cuerpos.
Mejor dicho, una cama sostenida por dos cuerpos. Los invita, los arropa en su gran vientre, con el único fin de esconderse.
¿De qué se esconde una Cama? No quiere ser notada, quiere mantenerse ajena a la temporalidad. Sabe, como bien todos saben, de su característica de ente abiótico, pero sin embargo también sabe que no puede huir del tiempo. Porque se necesitó de un árbol que fuera talado por una persona específica, en un momento específico, para que se construyera su esqueleto. De esas sábanas, y no de ningunas otras, para cubrir su desnudez y bajo ninguna circunstancia permitir que se deje entrever su pálido y gastado cuerpo. Y de esa habitación, esas paredes que tienen marcas, que a su vez fueron tapadas por capas y capas de pintura a lo largo de distintos propietarios. Una danza de decenas y decenas de Camas que fueron parte de cada color que hoy ya no es.
Ahí está ahora ella.
Admira el sórdido ambiente, y se siente observada. Las Paletas del Ventilador susurran algo de suma importancia, mirándola. El jurado está decidiendo. Giran sobre el eje de una Lámpara que, mientras descansa, sueña con su niñez y con un evento reprimido que tiene que ver con su padre y la esperanza de no terminar de la misma manera que él. De vez en cuando chilla, acompañando el ritmo de las Paletas que no cesan su discusión.
-¿Cuánto tiempo más tenemos que girar?-
En la oscuridad, la Cama , observa el cielo raso y no ve más que la silueta del Ventilador que va tan rápido que no distingue una Paleta de otra. Todo es un gran círculo, pareciera como si en su afán de no dar más vueltas se hubieran fundido en un gran círculo, agarradas todas de las manos, resistiendo.
La mismísima Habitación toma conciencia de toda esta absurda teatralidad que está ocurriendo en sus adentros y se toma la cabeza a punto de estallar. Intenta tirarse por la ventana, para terminar con todo de una vez, pero se da cuenta de que no cabe por ella – Si tan solo no fuera tan cuadrada, podría meter primero la cabeza, luego despacio los hombros, y ahí ya está, dicen que si entran los hombros ya está.-
Los dos cuerpos recostados están enfrentados, con los ojos cerrados. Mirándose a través de los párpados juegan a dormir la siesta. De vez en cuando ríen entre dientes. Cómplices.
-Dejemos que Las Cosas, por un rato, sean los que se preocupen por las cosas.-
(…)
Y eso es la calma.
me gusta!
ResponderEliminarmaldito facebook estandarizó mis opiniones......